Bajo la lluvia vespertina de Valencia
tenues las montañas que acarician cielos
y el olor a tierra mojada y a rocío
y el ruido metálico
de gotas que llegan a las avenidas
todas repletas de automóviles detenidos,
me asomo a mi balcón, piso 17
y parece tan lejos la alegría
parece tan lejos lo vivido antes
y tan lejos, tan lejos, lo que vendrá
Todo queda detenido
y gris,
entre montañas cubiertas de nubes
y grillos callados a la espera de la noche
que se esconden, sabe Dios dónde,
quizá en las ramitas verdes de los árboles de abajo,
quizá en la orilla de la quebrada
¿qué se yo?
sólo que el día está gris y yo espero
no sé qué, pero espero,
algo en tu mirada
algo en tu sonrisa
o en tu llegada,
algo que de color y ruido
al suave murmullo del cenizo paisaje.
jueves, 12 de julio de 2012
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