lunes, 9 de mayo de 2011

Siento venir la vida

y me asombro con ella
es tan bella,
tan grande,
tan dulce,
como la mirada de una niña inquieta.
Siento venir la vida con su amor de violetas
con su risa de soles
con sus brazos apamates,
sus dulces besos lilas y rosados,
y el intenso verde de su pecho altanero
que se levanta en fuegos
con amarillos araguaneyes
y encendidos bucares
que iluminan las almas
Calientan las pasiones
y arden las orillas de ríos
y de embalses
espejos de las nubes

Todos acompañan esta aventura maravillosa
este cielo nuestro
celeste a la luz solar
y negro en noches estrelladas
y yo los siento a todos,
no soy espectadora,
soy una agradecida cómplice que descubre secretos
mientras respira.

¡Estamos vivos!
y sentimos la brisa que nos saluda
¡Somos felices!
porque feliz es alzar los brazos,
respirar hondo,
cerrar los ojos

Amar
y volver a amar en silencio

Siento venir la vida
en senderos hermosos que se declaran
amantes que acompañan mi camino
Silenciosos amantes
de verdes y azules
y rosados,
de flores y frutos,
de naranjas pequeñas y grandes,
de perfume de flores
y pueblos contentos,
que venden perolitos de madera,
bromelias que parecen estrellas,
suspiritos y pancitos de guayaba

Qué bella la vida de por estos lados,
qué alegría sentir su presencia,
¡qué bello el color de mi Venezuela!
Tierra de gracia,
que anuncia amantes de manitos tiernas
y nos brinda paces cuando,
maravillados,
andamos por ella.

Veleros irrumpen el Mar de la China

Veleros navegan mis mares salados
aturden mis aguas
que se arremolinan en sus rudas presencias,
seguros transitan dejando sus rastros
yo intento borrarlos.
Ellos,
presumidos,
flotan indelebles
y desde la superficie parecen gaviotas
ligeras y bellas,
pero en el fondo miro sus maderas afiladas
y el sucio que,
triste,
habita en ellas.

Apenas extienden sus alas sobre mis olas
y juran que pueden dominarme
me dicen cosas como
"aquí estoy, soy tu dueño y puedo
manejarte a mi antojo"

Yo miro serena,
decido descansar y observar sus sombras
siempre desde adentro,
siempre con cuidado.

Vigilo a mis hijos
y pido a mis dioses los libren del mal,
poco a poco
el viento se lleva las desdichadas naves,
soplando canciones
silbando melodías
canciones de amor
y de cuna
que acompañan
como mantos protectores
a mis alegres retoños de vida marina

Ellas, inquietas intrusas de otros mundos,
quieren desplazarse obstinadas
atravesando el corazón del mar
Mar de la China que no entiende
¿qué buscan? ¿ a dónde van? ¿de dónde vienen?
se que tienen la intención de usarme
para llegar a sus ruidosos destinos,
inciertos lugares
de tierra y polvo.

Yo dejo que vuelen sobre mis olas
que crean que se imponen ante mis profundos miedos
quedo apacible, no importa
flotarán con sus creencias y llegarán a su puerto si así es preciso,

Mientras tanto
yo asumo tranquila mi destino
me mantengo en calma ante sus bruscas irrupciones
les regalo sedas para su paso apurado
les brindo abrigo
tiendo mis manos
no temo a nada.

Es que sé que así como vienen
se irán.
Tarde o temprano,
mientras contemplo infinito el firmamento,
se irán,
ya para siempre
se irán,
de mi paz  de aguas calmas.

Sólo entonces,
sus bullicios se darán cita
en lugares que para mi
son el centro y la vida
de todo lo que no quiero conocer.