y me asombro con ella
es tan bella,
tan grande,
tan dulce,
como la mirada de una niña inquieta.
Siento venir la vida con su amor de violetas
con su risa de soles
con sus brazos apamates,
sus dulces besos lilas y rosados,
y el intenso verde de su pecho altanero
que se levanta en fuegos
con amarillos araguaneyes
y encendidos bucares
que iluminan las almas
Calientan las pasiones
y arden las orillas de ríos
y de embalses
espejos de las nubes
Todos acompañan esta aventura maravillosa
este cielo nuestro
celeste a la luz solar
y negro en noches estrelladas
y yo los siento a todos,
no soy espectadora,
soy una agradecida cómplice que descubre secretos
mientras respira.
¡Estamos vivos!
y sentimos la brisa que nos saluda
¡Somos felices!
porque feliz es alzar los brazos,
respirar hondo,
cerrar los ojos
Amar
y volver a amar en silencio
Siento venir la vida
en senderos hermosos que se declaran
amantes que acompañan mi camino
Silenciosos amantes
de verdes y azules
y rosados,
de flores y frutos,
de naranjas pequeñas y grandes,
de perfume de flores
y pueblos contentos,
que venden perolitos de madera,
bromelias que parecen estrellas,
suspiritos y pancitos de guayaba
Qué bella la vida de por estos lados,
qué alegría sentir su presencia,
¡qué bello el color de mi Venezuela!
Tierra de gracia,
que anuncia amantes de manitos tiernas
y nos brinda paces cuando,
maravillados,
andamos por ella.
lunes, 9 de mayo de 2011
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