domingo, 8 de mayo de 2011

Desde el Mar de la China

Desde el Mar de la China
que me envuelve a diario
recuerdo hoy a mi madre
pienso en el agua cálida de sus hermosas manos
y me ahogo en dolores
que se me clavan hondo,
me adentro sin miedos
me dejo llevar,
busco en el silencio de las profundidades
surgen burbujas
y verdes y azules
y grises y negros

Y me pierdo
como la sal en el agua fría del oscuro fondo
¿dónde están las respuestas que se me perdieron?
¿dónde los caminos?
¿han desvanecido en el agua?
¿dónde las aletas de colores
y la vida alegre de las anchas orillas de mi niñez?
Nado mientras escucho los latidos de mi corazón
mientras mi pulso grita y se hace sentir
quedan sumergidos los pensamientos
la historia, el análisis,
la concordancia, todo.

Se empaparon las reglas, los castigos,
las normas,
siento el burbujear que mis propios movimientos
producen alrededor de mi
entonces
cosquillean en mi piel
y juegan
y rozan divertidas
las burbujas
y me recuerdan que este instante infinito
es apenas instante,
Salgo a la superficie,
respiro
siento el sol,
arde como los ojos amantes
de mi amoroso cómplice y compañero

La rabia y la prisa
y el temblor de la ira
se han quedado en el fondo
se han soltado de mi
y ahora,
al calor que tropieza con las palmas
de mis manos que apuradas me llevan a la arena
soy otra,
soy mejor,
soy madre
y amante.
Soy mujer
y niña,
y madre
siempre madre
y amante,
siempre amante

Y me siento feliz,
y renovada vuelo,
en el Mar de la China
que se me vuelve cielo.

Y entre nubes de olas
de espumas blancas,
hago flotar mi vientre,
que ha sido cuna varias veces,
¡Albergue entretenido
de una risa inconsciente y bella!
Enorme y dulce
floto con la liviandad
de un ser cuyo peso no existe
entre aguas que van y vienen
y sonrío,
con infinita paz,
ante el celeste cielo
que todo lo cubre
y todo lo ve.